#lamaternidaderaesto

Comerte tus propias palabras.

Antes de ser madre hay ciertas cosas que te planteas sobre maternidad, o directamente sobre la vida,  y en las que crees que hay unas directrices que seguirás pase lo que pase.

Todos lo hacemos. Vemos un niño haciendo el mono en el metro o una madre sin vida personal y pensamos  yo esto no lo haré. Luego la maternidad, como en tantos otros casos, se ocupa de ponernos en nuestro lugar y hacernos tragar nuestras propias palabras.

Cada vez que veía a una madre riñendo a su hijo por destrozar las zapatillas pensaba que como madre no me preocuparia por que los niños rompieran sus zapatos solo por hacer de niño… Hasta que tuve un hijo que destroza todo lo que se pone en un par de meses y entonces te descubres a ti misma diciéndole “no te metas en el barro” y mirando con horror como en el columpio girador arrastra los pies contra la arena.

Siempre que me encontraba algún niño gritando mamá insistentemente mientras su madre leía el periódico o hablaba con la vecina  un juicio de valor nublaba mi mente  y un nunca dejaré de prestarle la atención debida a mi hijo cllegaba a mis labios… Eso decía antes… Antes de empezar a ver como sin ni pensarlo hacía oídos sordos a  la quinientas onceaba mil llamada de mi hijo.

Y juro que cuando estaba embarazada de mi primer hijo llegué a decir que a los tres meses lo pondría a dormir en su cuarto… Ese día debía haberme sentado algo mal porque viendo como me necesitaban mis bebés a los tres meses ni se me ocurrió que fuera bueno para ninguno de nosotros alejarlos tanto… pero es que además ahora a los nueves meses de R* lo tengo en mi misma cama y no por voluntad propia precisamente.

Bueno, que como madre es fácil hacer que tu frase hecha preferida sea Dónde dije Diego digo Rodrigo.