Este es un post de pataleta

No, mis hijos no son de rabietas. A* alguna ha tenido, como no, y el pequeño R* aún es demasiado pequeño para ellas. Así que no hablo de pataletas infantiles, no. Sencillamente hay veces que no te queda otra que quejarte y desfogarte y…

Porque sí, porque esta semana esta siendo una semana muy semana, de esas a las que no les ves el final.

Una semana de mucho trabajo puede pasarle a cualquiera y tampoco es para tanto, ya lo sé. Y que hayas propuesto un nuevo proyecto que parece que no va a dar el resultado esperado son gajes del oficio y de todo hay que aprender… que los fracasos son éxitos del futuro.

Cuando te encuentras mal siempre se ve todo un poco más oscuro y es normal no estar de muy buen humor tras quince días con medio catarro, un brote de gastroenteritis y  una mastitis que acecha (sí, me duele el pecho se enrojece y consigo atajarla drenando bien pero al día siguiente volvemos a las mismas). Encontrarse mal puede minarle la moral a cualquiera. Aunque solo es eso, un bajón. Necesito más vitaminas (y escribo esto con un smoothie rico en vitamina C en la mano).

Respecto al año que se cumple mañana de felicidad absoluta pero nada de sueño profundo mejor ni hablamos. Porque ya no puedo más y solo quiero quejarme. Llevo un año sin dormir tres horas seguidas y ¡tengo derecho a quejarme!

Quiero dormir. Dormir 6 horas seguidas. Descansar. Y volver a  verlo todo de otro color.

Esta es mi post de queja porque todos tenemos #derechoapataleta