Llevamos ya unos 6 meses en los que le pequeño R* ha ido llenando las diferentes estancias de la casa con una sustancia viscosa y trasparente que sale de su boca. Debe estar mutando. No hay otra explicación. Le están saliendo branquias y quiere convertir la casa en un medio submarino para poder continuar viviendo en ella. Esta es la explicación lógica a la que he llegado tras ver la profusión salivar de mi hijo.
A* nunca fue un niño baboso. Le caía un poco de saliva cuando iba a echar algún diente, y ya. A R* directamente puedes seguirlo por el rastro de baba. Entiendo porque continúa tomando tanta teta, si no se deshidrataría.
A este mar de baba periódicamente vamos uniendo otras sustancias. Sobretodo mocos. Transparentes y ligeros o más viscoso y amarillentos dependiendo del tipo de resfriado pero las mucosidades nos acechan cada 2 o tres meses.
Y no me salen las cuentas, porque si pesa 10 kg y mide 75 cm ¿cómo puede generar toneladas de mocos?
Y en cuestiones de mucosidad su hermano mayor no le va a la zaga. Así que las secreciones se multiplican, exponencialmente.
Creo firmemente que si se descubrió que la baba de caracol tenía grandes propiedades cicatrizantes seguro que investigando un poco se puede encontrar aplicaciones prácticas a los mocos. Y entonces en casa podemos poner una fábrica. A priori no lo parece pero mirando un pringoso caracol ¿quién iba a imaginar que iba a poseer el secreto para tratar cicatrices?
Yo de mientras me paso el día limpiando secreciones varias pero si veo que se me rejuvenecen las manos o algo, os aviso.