Recupero esta foto de cuando estaba embarazada de A* para ilustrar todos esos miedos e ilusiones que te asaltan cuando vas a ser mamá.
Cuando estás esperando un niño piensas con ilusión en el futuro pero también empiezan a asaltarte los miedos. Sabes que a partir de ese momento siempre vas a preocuparte por esa personita, siempre.
Siempre te preocupas
Al nacer A* sufrí depresión postparto y viví una temporada completamente aterrorizada por lo que le pudiera pasar a mi bebé y como iba yo a saber reaccionar ante sus problemas. No podía ni imaginar como las madres salían adelante y cuando veía familias con 2 hijos me quedaba literalmente anonada. Podían tener 2 hijos, el doble de problemas y vivir felices y tranquilos. Evidentemente ya no vivo aterrorizada, ahora soy la mamá de dos y voy capeando las situaciones según van saliendo pero lo que sí tengo claro es que las preocupaciones cada vez son más.
Cuando tienes un bebé en brazos lo ves indefenso y te preocupa. Escuchas su respiración, velas su sueño y su llanto es como una daga en el corazón pero cuando mayores son más importantes son sus problemas.
Problemas y más problemas
Los periodos de adaptación a nuevas situaciones, los amigos, el aprendizaje todos los procesos de crecer van provocando nuevas posibilidades de problemas y la incertidumbre te corroe.
Llevamos un año trabajando con los problemas de lectoescriptura de A* y, cuando ves que tu hijo sufre por motivos que escapan de tus manos y que por mucho que le ayudes debe enfrentarse a ellos él solo, no puedes evitar sentir que el mundo se hunde a tus pies.
Sé que que crecer como persona también implica sobrellevar los contratiempos que vas encontrando por el camino. Aprender es tropezarse pero como madre desearía un camino bien limpio de piedras para mis hijos.
P.S: por el título del post ya podéis ver que me estoy haciendo muy mayor… aunque si sabéis de qué hablo es que vosotr@s también!
Es verdad, tengo esa edad para saberlo 🙂 Pero al final los hijos eligen sus propias piedras en las que tropezar.
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Pues sí, parece que más de uno se está haciendo mayor por aquí 😀 Es difícil aceptar que no siempre podremos proteger y facilitar el camino de vida de nuestros hijos, pero ese es también un aprendizaje. Un abrazo.
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