
El secreto para tener una piel sana y jugosa es mimártela y que te guste mimarla.
La piel no mejora de un día para otro ni reacciona al instante gracias a un producto milagroso. Lo que proporciona bienestar a la piel es que cada día reciba un poco de aquello que necesita.
Un poco de limpieza, un mucho de hidratación, protección para enfrentarse al sol y la contaminación, y una dosis extra de nutrientes para pieles maduras. Proporcionar a la piel cada día aquello que necesita es lo único que asegura que tu piel luzca su mejor aspecto y envejezca de la mejor forma posible.
Y para hacer algo cada día sin que te cueste debe ser algo placentero para ti. Por eso creo que es importante encontrar la manera de convertir el cuidado de la piel en un momento para ti. Descubrir los productos que se adecúan a tu manera de hacer las cosas y que te proporcionan placer sensorial.
Si te gusta refrescarte, pon geles y mucha agua a tu rutina, si te gusta masajearte pon bálsamos y aceites… Yo además he de reconocer que lo que me funciona es tener algún producto sin complicaciones para esos días en que no quiero nada (pero no puedo dejar que mi piel lo note, verdad).
Un poco de mimo y tu piel día a día se verá mejor.
