¡Odio los mocos! El pequeño R* está resfriado y, claro, tenemos muchos mocos. Mocos que no dejan mamar, mocos que no dejan respirar, mocos que no dejan dormir…
Con este tiempo y un hermano mayor lo más normal es que el peque se resfríe; y tenemos suerte que no coge fiebre ni se le complica nada, pero, claro, eso significa no dormir. Las noches las pasamos entre la mecedora, reclinados en la cama y, cuando consigue dormirse en su camita, escuchando su respiración.
No hace falta decir que no llevo nada bien esto de las noches en vela. Soy muy dormilona y a la mínima que no puedo dormir bien las 8 horas se me nota a la legua y tengo un humor de perros… Y eso que A* nunca fue un de buen dormir y ya me tiene entrenada.
Sé que las malas noches son normales en los niños y que todo pasa, pero mientras te toca se hace muy pesado.
No queda otra que humidificador, suero nasal y mucha paciencia.
Pobrecitos… Las malas noches son lo peor. Así que mucjo ánimo y paciencia que tú puedes.
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Pues sí, toca ánimo y paciencia… suerte que al día siguiente se despiertan con una sonrisa y ya medio se olvida la noche
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