Vaya por delante que creo que los grupos de whatsapp son muy útiles y que soy amiga de muchos de los padres y madres que componen mis grupos de Whatsapp pero (y seguro que ya lo sabéis) puedes llegar a odiar el whatsapp con todas tus fuerzas.
Yo soy esa madre del grupo de whatsapp que nunca saluda por las mañanas. Porque, a ver, está muy bien ser educado pero de ahí a que cincuenta personas envien cincuenta mensajes dando la bienvenida y los buenos día hay un trecho!
Soy esa madre del grupo de whatsapp que no ríe ninguna gracia. Que sí, que los videos pueden ser muy divertidos, pero cuando tienes 10 grupos que deben ser informativos y empiezan a enviarte bromas, el humor se te agria. Acaba habiendo más mensajes de jiji y jaja que de los importantes y cuandos necesitas una información nunca la encuentras entre tanta risa.
Esa madre del grupo whatsapp que echa mal de ojo a los yo no… Sabéis a los que me refiero. Alguien pregunta inocentemente si alguno de los miembros tiene una cosa y automáticamente empiezan a saltar “Yo, no”, “Yo, no” “Yo, no” hasta el infinito… Digo yo y ¿si contesta el que sí? Que eso preguntaba, ¿no?
Yo soy esa madre del grupo de whatsapp que tras tres días de arduas discusiones sobre si los ganchitos son o no aptos en las fiestas y deberían o no llevar gorra los miércoles pide un resumen del tema porque no se ha leído ni un mensaje. Que cuando queremos podemos empezar a debatir nimiedades y a la mínima hay ocho personas opinando sobre cuatro cosas y ya no sabes de que se está hablando.
Así que, si no os contesto, si soy una borde del mensaje, es que soy esa madre del grupo del whatsapp.